En la actualidad, y según la Sociedad Española del Sueño (SES), alrededor de un 40% de la población sufre problemas relacionados con las horas de descanso nocturno, y muchos utilizan algún producto para dormir. Ya sea porque nos cuesta conciliar el sueño, ya porque nos despertamos a mitad de noche varias veces, no dormir adecuadamente afecta a nuestra salud en distintos ámbitos: no rendimos de manera óptima a lo largo del día y nuestro estado de ánimo se resiente.
Estas anomalías nocturnas están relacionadas de manera directa con problemas emocionales, sobre todo con la ansiedad y el estrés. La prescripción de pastillas para paliar estas patologías se ha convertido en un hábito cada vez más extendido, hasta el punto de que en nuestro país son las drogas más consumidas por la población. Pero los efectos secundarios que conlleva su consumo pueden transformar este remedio en un mal mucho mayor: aparte de la adicción que genera la gran mayoría de este tipo de fármacos, los beneficios no siempre son los esperados.
Así, puede que, tras consumir nuestra dosis nocturna, nos durmamos con rapidez y no despertemos hasta la mañana siguiente, pero nos sintamos aturdidos durante la mayor parte del día, e incluso suframos otros tipos de malestar (como dolor de estómago). Ello puede suponer que nos veamos abocados a consumir más fármacos para paliar estas nuevas dolencias (algo para el estómago, vitaminas para estar más enérgicos, etc.), lo que termina por convertirse en un círculo vicioso. Por supuesto, las farmacéuticas están encantadas de que esto suceda, ya que todo ello redunda en su beneficio.
La aromaterapia, un remedio ancestral
En la aromaterapia encontramos una excelente alternativa a los químicos contra el insomnio y los problemas derivados del mismo. El origen de esta disciplina terapéutica es difícil de precisar, aunque se sabe que los egipcios desarrollaron una especie de perfume —el Kyphi— al que se le atribuían propiedades relajantes y sanadoras del espíritu. Sin embargo, sí sabemos de dónde proviene el término: fue el químico francés René-Maurice Gattefosé quien comenzó a utilizarlo, a mediados de la década de 1930, para referirse al estudio exhaustivo que él mismo estaba desarrollando sobre las propiedades terapéuticas y curativas de los aceites provenientes de plantas.
Cómo funciona la aromaterapia
La aromaterapia funciona de la siguiente manera: al inhalar ciertos olores, se activan partes de nuestro cerebro encargadas de la gestión de hormonas como las endorfinas, tan determinantes en lo que a nuestras emociones y estado de ánimo se refiere. Al parecer, la mejor manera de procurarnos los beneficios de esta disciplina es a través de los aceites extraídos de plantas, dado que estos contienen las propiedades de las mismas de manera concentrada. Además de la inhalación de los aceites, se ha demostrado que la aplicación tópica de estas sustancias también ejerce efectos relajantes y paliativos de muy diversos dolores.
Las mejores aceites esenciales para dormir
Aceite de Lavanda: Sin duda, la lavanda es la planta relajante por antonomasia. Tiene un olor intenso que suele agradar a la mayoría de personas, y sus efectos sobre el sistema nervioso son bastante completos: relaja, seda y calma, por lo que ayuda tanto a conciliar el sueño como a que este sea más revitalizante y profundo.
Aceite de Manzanilla: Esta es otra de las clásicas plantas recomendadas tanto para la relajación en general, como para otro tipo de problemas (digestiones difíciles, patologías cutáneas, etc.). El aceite de manzanilla es especialmente recomendable para personas hipertensas y niños que sufren trastornos nocturnos (sobresaltos, pesadillas, etc.).
Aceite de Azahar Mandarino (o Petitgrain Mandarino): Los avances en el estudio de la aromaterapia durante los últimos años han dado luz a nuevos y sorprendentes descubrimientos, como es el caso del aceite de Azahar o Petitgrain Mandarino. Este es extraído de las hojas del árbol que le da nombre, el mandarino, y su efecto es realmente potente: además de un poderoso relajante emocional, es también antiespasmódico y antiinflamatorio.
Aceite de Hierbaluisa: Esta esencia es aconsejable para los casos en los que se sufre de excitación emocional severa. Así, es común que se recete a personas con trastornos tanto pasajeros (de ansiedad, estrés, etc.) como crónicos (depresiones prolongadas, por ejemplo).
En definitiva, nuestro consejo es que pruebes varios de estos (y otros) aceites esenciales para saber cuál se adapta mejor a tu organismo y a tus circunstancias. Y recuerda que los efectos pueden no ser palpables de un día para otro, por lo que deberás ser paciente y confiar en los innegables poderes de la naturaleza.